Por: Estíbaliz Líppez - @escribaliz
Voy imaginar que mi abuela tendría 86 años hoy, sería una de las mujeres más apetecidas por marcas como Dolce and Gabanna o fotógrafos como Mario Testino. Siendo realista, tal vez se la pelearían entre Pat Primo y Lafayette. Lo importante de esta fantasía sería que a ella y a la industria no les preocuparían los estragos que hace la vida en el cuerpo de una modelo.
No es mi abuela pero si existe un ícono Shock con esta vitalidad, la modelo británica Daphne Selfe vive su tercera edad frente a los lentes más apetecidos de la industria. "Creo que uno debe enfrentarse a la vejez sin darle muchas vueltas", asegura esta mujer, capaz de resistir ocho horas de producción para terminar la noche en una sala de teatro.
Por accidente su popularidad despegó luego de haber fallecido su esposo. En 1997 un periodista de Vogue UK la invitó a ser parte de una editorial de las edades. Sorprendida por la invitación, pues no había sido llamada en más de tres décadas, la publicación disparó su fama en los últimos 16 años.
Como buena rockstar de la moda, su estilo inició con guantes, sombreros y zapatos cojundados. Selfe recuerda que su madre le conocía su ropa, y que ella misma coció la de sus hijos por muchos años. También pasó momentos alejada del ojo público, se dedicó a ser bailarina en una compañía de danza en España y tuvo participaciones como extra en la televisión británica.
Aunque el paso del tiempo es indudable y deja sus estragos en lo clásico y lo contemporáneo es difuso, agradecemos que existan personajes atemporales como Daphne Selfe e Iris Apfel para dar un testimonio de cómo seguir sintiendo a través de la música, la ropa y el arte.
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